El merendar en la fuente era un acontecimiento en épocas de buen tiempo. Recuerdo que con las bolsas de pipas vacias y atadas con varios juncos sacabamos agua para llenar los huecos de los bloques que a modo de brocal impedía que alguno cayeramos al agua. De aquellas vestiamos pantalón corto y como había llegado el verano nos obligaban a hacerle una visita a Leocadio para estar más fescos.