Ahora no se te ocurra reñirle a un niño que ha amenazado con una navaja al profesor de EPV, ni quitar la primera paja del nido con el que una parejita de hermosas cigüeñas pretende arroñar el tejado de tu casa (que compraste bien barata ¡maldita la miaja!), ni matar la decimoquinta camada que ha venido a parir, en el corral de tu madre, la gata de no sé quién, ni reciclar hasta el escarbadientes con el que acabas de sacarte los paluegos, porque te echa mano Garzón y ¡te acuerdas!.