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MALVA: Debió ser tan evidente la pillada, que cuando llegó...

Debió ser tan evidente la pillada, que cuando llegó la hora de pagar, en un acto de honradez acrisolada, pidieron el importe de dos vinos... y una alita. A lo que el camarero les respondió:
- ¡No, una alita, no! ¡Tres alitas!.
Por una vez se tiraron los pájaros a las escopetas.