Pues a lo mejor nos vemos.
Y ¿qué nos vamos a decir si ya lo hemos escrito todo? Tol rato callaos y en paz.
La hija del Jeronimo, el otro día no pudo por menos de decirnos:
Es que siempre pedís lo mismo. No podíais probar otra cosa?
Es que siempre pedís lo mismo. No podíais probar otra cosa?
Si que mentira es...
Le contamos que el conejo solo lo comíamos allí y en casa.
Y en ningún sitio más.
Y salto ella: estaría bueno que no lo comierais en casa.
Y en ningún sitio más.
Y salto ella: estaría bueno que no lo comierais en casa.