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MALVA: Cuando acabó con la fontanería, Tsunami, y los que,...

Cuando acabó con la fontanería, Tsunami, y los que, inútilmente tratábamos de contenerle, nos dirigimos a la escuela, donde los quintos tenían el susodicho baño de limonada. Allí siguió, Tsunami, la obra de albañilería preparando una pecina con el contenido del mencionado baño: vino, agua, naranjas y limones terminaron por el suelo como si tal cosa. Como ya no había nada qué beber, ni qué hacer allí, Tsunami decidió meterse con los remates eléctricos, tan pejigueros en toda obra que se precie y arrancó la llave de la luz, con evidente riesgo de provocar un cortocircuito. Afortunadamente, no hubo tal, pero igual que la electricidad, empezó a circular por el pueblo, la voz de que andaban unos cuantos armando camorra, aunque, aquel domingo, no vimos, ni hicimos nada más digno de resaltar. Al día siguiente, gracias al adsl que entonces era el coche de línea, llegó a nuestros oídos, que en Gallegos, acusaban a los de Malva de no sé qué gamberradas. Pero, aparte de alguna resaca más pronunciada en unos que en otros, no hicimos mucho caso, que digamos.