No me entra en la cabeza: un calor de mil demonios, un evidente riesgo de insolación, de quemarse la piel, de cáncer (advertido una y mil veces) y, la gente se tira horas y horas tumbados al sol en la playa y cuando se levantan de la toalla, se van a la terraza del chiringuito a jugar al cubilete, al rechisol.