De los tiempos del Corazón de María de Zamora, tenía mucha amistad con Miguel y alguna vez quedábamos para tomar algo los tres. Esteban trataba de convencernos de las bondades de aquellas dos guiris que tenía en casa. No podíamos dejar escapar la oportunidad que a él se le negaba, de echarles un tiento a ver cómo respondían.