Hay tapas de todos los
colores y gustos. Bueno mejor no voy a seguir porque seguramente no es buen tema de conversación para vosotros, más que nada por la hora.
¡Qué envidia! Y por aquí comiendo, en la
romería de
San Isidro, y revuelto de especias con una miaja carne, que habían traído en una furgoneta unos de Coria que tenían una pinta de camellos pa echarse a temblar. Daban más miedo que el
tren de la bruja, de verdad.