En la Edad Media el rey Felipe IV de Francia, con el apoyo del papa Clemente V, ordenó las redadas para detener a todos los Templarios del país el viernes 13 de octubre de 1307, hecho al que se atribuye la leyenda de los malos augurios asociados a este día de la semana cuando cae en 13. El asalto a los templarios alcanzó una gran notariedad a causa de las escabrosas acusaciones que se les imputaron, la tortura a los que los sometieron los inquisidores.