Muchas veces damos demasiada importancia a lo que los demás dicen de nosotros. Una queja, una crítica, unas palabras pueden hacer mucho más daño que una bofetada. En lugar de plantearnos si esas críticas tienen razón o tomar de la crítica sólo aquello que pueda ayudarnos a mejorar, nos hundimos por lo que nos han dicho, pensamos sin cuestionarlo un segundo que todo es cierto y nos dejamos invadir por los pensamientos negativos (“No valgo para nada”, “Nadie me va a querer nunca”, “No merezco la pena”, “La culpa es mía”…)
Lo que nos dice la cita de hoy es que debemos hacernos conscientes de que da igual lo que nos digan los demás. Está en nuestra mano hacer caso a esas palabras, creérnoslas, permitir que nos hagan sentir mal… Da lo mismo lo que nos digan porque “Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento”.
Es importante que nos demos cuenta de que ese poder reside en nosotros. No todas las críticas que nos hagan son ciertas. Muchas pueden ser generalizaciones, estar realizadas por gente que no nos conoce en absoluto e, incluso, estar realizadas con el único fin de hacernos daño. ¿Debemos dejar que esas críticas nos hagan sentir mal?
Claramente la respuesta es NO. Escuchar a los demás, sobre a todo a las personas que nos quieren, es positivo siempre que nos ayude a mejorar. Pero escuchar cualquier crítica y dejar que nos destroce significa darles a los demás un poder que no les corresponde.
Debemos aprender a analizar esas críticas, a tomar de ellas la parte positiva que nos ayude a ser mejores y despreciar todas aquellas críticas que sean falsas o que no estén formuladas con buena intención.
Lo que nos dice la cita de hoy es que debemos hacernos conscientes de que da igual lo que nos digan los demás. Está en nuestra mano hacer caso a esas palabras, creérnoslas, permitir que nos hagan sentir mal… Da lo mismo lo que nos digan porque “Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento”.
Es importante que nos demos cuenta de que ese poder reside en nosotros. No todas las críticas que nos hagan son ciertas. Muchas pueden ser generalizaciones, estar realizadas por gente que no nos conoce en absoluto e, incluso, estar realizadas con el único fin de hacernos daño. ¿Debemos dejar que esas críticas nos hagan sentir mal?
Claramente la respuesta es NO. Escuchar a los demás, sobre a todo a las personas que nos quieren, es positivo siempre que nos ayude a mejorar. Pero escuchar cualquier crítica y dejar que nos destroce significa darles a los demás un poder que no les corresponde.
Debemos aprender a analizar esas críticas, a tomar de ellas la parte positiva que nos ayude a ser mejores y despreciar todas aquellas críticas que sean falsas o que no estén formuladas con buena intención.