Aplicando ese baremo, los telediarios y las tertulias deberían estar prohibidos porque, aparte de la violencia, de los robos, de las guerras, de la miseria que hay por ahí, son ejemplos permanentes de cómo estafar a países enteros, de cómo engañar a grandes multitudes y cómo insultar dando voces a los que no piensan como tú.