Desde que cerró la Bodega Ventura se ha venido todo abajo. Mejor dicho, se ha subido muy arriba lo poco que hay.
Que bocatas de sardinas con uña negra se comían allí.
Metía la punta la navaja apoyada en el dedo indice y con el pulgar de uña negra, introducido en el aceite de la lata de akilo de las sardinas, sacaba una a una y las colocaba en el caho barra de pan apoyada en la grasilla del mostrador, grasilla de un par de semanas no más.