Se llega uno a cansar de dar patadas haciendo turismo pero, siendo Adela la guía, te prepara una tanda (o tunda) de postres y ya te estas levantando de la silla para seguir viendo monumentos. Yo, que lo tengo reciente, no sabría si quedarme con el Teide o con una tajada de leche frita, con la Manga del Mar Menor o con un cazo de leche de arroz, con Puerto Banús o con un soplillo... Menos mal que nadie dijo nada de los conuchos, sino todavía estamos allí arrebañando platos.