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MALVA: Queria dar el pesame a la familia de Angel y de Bernardo,...

Crónicas de una letra minúscula.

La habitación azul.

Era la preferida para estar enfermo, malo como decíamos, en ella pasé varias gripes, desde ella vi pasar el cortejo obispal para la confirmación y a mí me pillo con el sarampión, bueno me pilló en la alcoba, y me trasladó mi madre arropado en una colcha roja, por prescripción del médico, a la colcha roja me refiero con lo de la prescripción.
También era la más aparente para recibir las visitas del médico, de Don Mariano el practicante o de quien fuera a verte.
En esta habitación más de una vez tuvimos que acoger a los que se mareaban los domingos en misa mayor, más que nada por la cercanía con la iglesia. Me acuerdo de ver acostado en la cama a Marcos el hijo de la señora Sandalia, lo sacaron los hombres de la misa a la silla la reina, se le pasó enseguida el mareo.
Siempre estaba bien iluminada, los rayos del sol se adueñaban de ella, a través de su gran ventana se veía con la cruz de los caídos por medio la puerta de la pila bautismal de la pared de la iglesia de San Miguel, del otro lado las casas de la señora Inocencia, la de mi tía Eutíquia, y al fondo la calle Fuentes atravesada mañana y tarde por el trasiego del coche de línea de Posadas Seisdedos.
En esta cruz de los caídos, que no se por que caídos, se arremolinaba medio pueblo, con el alcalde Evencio a la cabeza entonando “el cara al sol” y depositando una corona, que el tiempo y las cabras a veces, eran los encargados de quitar.
Las paredes de la habitación eran azules, hoy son blancas, el techo hoy raso, entonces era de machones de madera y tabla amachimbrada.
Hoy casi todos los techos de las habitaciones son rasos, que pena, que cantidad perdida de imaginación y fantasía. ¿Cómo pasarán esos ratos de convalecencia los niños de ahora?
En esos momentos de espera y aburrimiento, de fiebres y malestar general, me quedaba mirando las Figuras formadas por las maderas del techo. Poco a poco las fui catalogando a todas o a casi todas, había objetos de todo tipo, pistolas, cabezas de perro, rostros de hombres malos, siluetas, cabezas de todo tipo, ruedas muchas, pues con los nudos de la madera...., unas veces estaban solas, otras formaban parte de un carretillo, de una bicicleta, de un remolque, tal vez de un tractor. También había formas de animales inexistentes, partes del cuerpo, caras de mujeres, una mano, un dedo, un pie; en fin de todo un poco. Figuras y Manchas fantasmales que daban vida a la habitación y me hacían compañía. Manchas que había que alimentar, que alimentaba y alimentaban mi imaginación.
Otros ratos entre fiebre y fiebres los pasaba intentando incrementar el catálogo, buscando nuevas Figuras, nuevas Manchas, nuevos significados y nuevas historias.

- Toma el comprimido que te tocaba a las tres. - ¿Te cierro la ventana a ver si te duermes un poco?
- No, déjala abierta.

Bunos dias, muy bonita tu cronica jmg.

Queria dar el pesame a la familia de Angel y de Bernardo, q. d. e. p.