Los funcionarios se
convierten en carne de cañón en el discurso neoliberal, tan
desprestigiado él (y para siempre, sospecho, tras la actual catástrofe
financiera universal). Los funcionarios pasan a ser, además, muy
privilegiados: personas que tienen un puesto de trabajo fijo. "Menuda
suerte" dicen por ahí tantos de los que ganan mucho más que los
funcionarios y que, muy probablemente, tributan menos a Hacienda que
ellos.
convierten en carne de cañón en el discurso neoliberal, tan
desprestigiado él (y para siempre, sospecho, tras la actual catástrofe
financiera universal). Los funcionarios pasan a ser, además, muy
privilegiados: personas que tienen un puesto de trabajo fijo. "Menuda
suerte" dicen por ahí tantos de los que ganan mucho más que los
funcionarios y que, muy probablemente, tributan menos a Hacienda que
ellos.