En ese mismo bar hemos comido también las peores sopas de nuestra vida. Fue una noche en la que nos presentamos con nuestras mujeres a tratar de entonarnos el estómago. Por aquel entonces Miguel había dejado de fumar cigarros. Pon ya llevaba algún tiempo fumando Farias y puros, pero sin tragar el humo, bien porque lo echaba fuera desde la boca o bien porque, cada poco, se lo quitaba Miguel y le metía unas caladas que le llegaba el humo hasta el corvejón.