Ahora hemos comenzado a darnos cuenta de que la Tierra es un objetivo en potencia. En la Luna tenemos pruebas de impactos (más de 30.000), y en la Tierra, a pesar del efecto erosivo de la atmósfera y el agua, se han contabilizado 180 en los últimos 20 años, pero existen más de 2000 ocultos por las selvas y los océanos.