La mirada compasiva, tierna y devota hacia los seres más desvalidos utilizó así el novelista para acuñar una obra comprometida, transparente y universal centrada en el hombre, y donde también se dejan entrever aspectos de la vida personal y profesional del creador. Uno de los álter ego más conocidos de Miguel Delibes fue el bedel Lorenzo, que utilizó en sus tres 'Diario de un cazador' (1955), 'Diario de un emigrante' (1958) y 'Diario de un jubilado' (1995) para dar cuenta, con el envoltorio de una ficción, de circunstancias y aconteceres más propios del articulismo y del ensayo, que también cultivó con tanta profusión como éxito. No obstante, el tono más autobiográfico de la obra novelística se percibe con nitidez en '377-A. Madera de héroe' (1987), donde rememoró el Valladolid de su infancia a través de Gervasio de Lastra; y en 'Señora de rojo sobre fondo gris' (1991), dedicado a su mujer y madre de sus siete hijos, Angeles de Castro, con quien se casó en 1946 y que falleció en 1974.