MALVA: A las llagas de su cuerpo...

A las llagas de su cuerpo
pegado el rojo vestido,
que también se hiciera rojo
si fuera de blanco armiño.
Veis aquí, les dice el hombre
a quien desde el cielo dijo
con su voz el Padre Eterno:
este es mi hijo querido.
Aquí le traigo enmendado:
¡oh qué extraño desatino,
querer enmendar a un Dios
tan bueno y tan infinito!