¡Reinica soberana, cómo está el patio!. No sé si pasarle razón a Miguel, que el otro día tuvo un rifirafe con un francés que tenía una cara de g... ¡De guapo, quería decir, de guapo!
Con otro vendedor de paraguas pakistaní, o de la India, ¡vete a saber!, también estuvo encarao.
¡Aguántale la mirada!, le decía Pon. ¡Aguántale!.
Y así hasta que no pudieron más de la risa...
¡Aguántale la mirada!, le decía Pon. ¡Aguántale!.
Y así hasta que no pudieron más de la risa...
Eso sí, sin vender nada de nada, por supuesto.