+ HISTORIA D ZAMORA
Que rabia le consumía ante la ciudad cercada, no veía el medio de franquear
sus murallas, dándole vueltas a la idea, decide mandar a su lugarteniente y
primo Rodrigo Díaz de Vivar en Embajada, sabia este que a su hermana él
amaba, así con bandera blanca y el corazón en un ascua, traspasa Rodrigo los
muros que de ella lo separaban, que hermosa que estaba la Reina en su dosel
sentada, a su lado sus hermanos la acompañaban, sus palabras no salían de su
boca, el silencio lo mataba, con el corazón ardiente Rodrigo habla, señora
muy amada, por nuestros juegos de niños, os suplico que abandonéis la
plaza, la reina con voz muy dulce, pregunta quién lo manda, vuestro hermano
Sancho quiere para él vuestra la ciudad, decid a mi hermano que nunca la
lograra y mi sangre si es preciso las calles ha de regar, dicho esto la
Reina abandona la estancia, y Cid con triste caminar se da la vuelta y se
marcha.
El Rey Sancho había levantado su campamento a unos dos kilómetros de Zamora
en el camino de Benavente, y desde allí el mismo dirige el cerco, el cual
se prolonga por varios meses, (por algo llamaban a la ciudad de Zamora, La
Señora bien cercada, siete muros protegían a la ciudad deseada, así pasan
los días y no conseguía nada).
Que rabia le consumía ante la ciudad cercada, no veía el medio de franquear
sus murallas, dándole vueltas a la idea, decide mandar a su lugarteniente y
primo Rodrigo Díaz de Vivar en Embajada, sabia este que a su hermana él
amaba, así con bandera blanca y el corazón en un ascua, traspasa Rodrigo los
muros que de ella lo separaban, que hermosa que estaba la Reina en su dosel
sentada, a su lado sus hermanos la acompañaban, sus palabras no salían de su
boca, el silencio lo mataba, con el corazón ardiente Rodrigo habla, señora
muy amada, por nuestros juegos de niños, os suplico que abandonéis la
plaza, la reina con voz muy dulce, pregunta quién lo manda, vuestro hermano
Sancho quiere para él vuestra la ciudad, decid a mi hermano que nunca la
lograra y mi sangre si es preciso las calles ha de regar, dicho esto la
Reina abandona la estancia, y Cid con triste caminar se da la vuelta y se
marcha.
El Rey Sancho había levantado su campamento a unos dos kilómetros de Zamora
en el camino de Benavente, y desde allí el mismo dirige el cerco, el cual
se prolonga por varios meses, (por algo llamaban a la ciudad de Zamora, La
Señora bien cercada, siete muros protegían a la ciudad deseada, así pasan
los días y no conseguía nada).