Se ve que le quedaba cerca la parada del coche línea, así que uno de los primeros sitios que visitaba era el bar “Reyes Católicos” de Joaquín. Allí dejaba, con cuidado y metida en un saco, una garrafica de plástico, para no andar cargando con ella que luego llenaba de vino, a granel, a la vuelta de los recaos.