Como hacía varios años que, en Malva, no se corrían las cintas, se nos ocurrió que sería buena idea intentar revivir esa tradición, aunque de caballos y caballerías no nos sonaban más que la sota y las veinte de cada palo de la baraja. Palenque había, cajón también. Con unos carretes de bobinas de hilo de coser y las correspondientes cintas, estaba hecho. En el Heraldo de Zamora vendían unas cintas de primera, así que, una tarde nos acercamos Alfredo y yo a comprarlas.