A las tres y pico de la tarde, estaban en el bar de Adela, echando la partida, JMG, PON, Miguel y Heli, al tiempo que estaban dando en la tele, un documental del comandante Cousteau. Y en esto que pregunta Heli:
- "Siempre me he preguntado ¿por qué los buzos se tiran al mar de espaldas?."
A lo que responde Miguel, saliendo de la sota de oros pa ver si salva el tres:
- "Se tiran de espaldas porque si se tiraran de frente, el impacto del agua con las gafas, les podría romper el cristal y esbaratarles la vista."
PON, que no está de acuerdo, contesta:
- " ¡Lo dices tú!, se tiran de espaldas porque si se tiraran de frente, la fuerza centrífuga del agua les puede arrastrar hasta la hélice del barco y correrían mucho peligro."
JMG, que acababa de cantar veinte en bastos, sentencia:
- "Pero que brutos sois, no tenéis ni puñetera idea. Se tiran de espaldas por el principio de Arquímedes, que también era buzo, según el cual todo cuerpo sumergido, esperria una cantidad de agua igual al volumen zambullido."
Hasta que Pedro el de Adela, que estaba callado en la barra, escuchando todo lo que decían los de la partida y encendiendo un cigarro, terció:
- " ¡Anda que si os oye Don Carlos!. Sois la vergüenza de Malva y de Cerecinos del Carrizal. Se tiran de espaldas porque si se tiraran de frente, caerían dentro del barco, ¡coño!."
- "Siempre me he preguntado ¿por qué los buzos se tiran al mar de espaldas?."
A lo que responde Miguel, saliendo de la sota de oros pa ver si salva el tres:
- "Se tiran de espaldas porque si se tiraran de frente, el impacto del agua con las gafas, les podría romper el cristal y esbaratarles la vista."
PON, que no está de acuerdo, contesta:
- " ¡Lo dices tú!, se tiran de espaldas porque si se tiraran de frente, la fuerza centrífuga del agua les puede arrastrar hasta la hélice del barco y correrían mucho peligro."
JMG, que acababa de cantar veinte en bastos, sentencia:
- "Pero que brutos sois, no tenéis ni puñetera idea. Se tiran de espaldas por el principio de Arquímedes, que también era buzo, según el cual todo cuerpo sumergido, esperria una cantidad de agua igual al volumen zambullido."
Hasta que Pedro el de Adela, que estaba callado en la barra, escuchando todo lo que decían los de la partida y encendiendo un cigarro, terció:
- " ¡Anda que si os oye Don Carlos!. Sois la vergüenza de Malva y de Cerecinos del Carrizal. Se tiran de espaldas porque si se tiraran de frente, caerían dentro del barco, ¡coño!."