Tachuela 63
Para sacar las liebres (Heli)
Así que si me permitís un momento, os contaré lo que pasó hace unos tres o cuatro años en la fiesta del pueblo, aunque creo que ya lo he contado otras veces, pero como no lo he visto en el libro de JMG, ahora es la oportunidad de que lo añada, si quiere.
Durante el baile de los tres días de la fiesta, reparamos que había un matrimonio que ninguno, conocíamos y que tampoco se arrimaba a nadie del pueblo con quien pudiéramos relacionarle para preguntar quienes eran.
Rondaban los sesenta y pico años, si no los setenta, que soy muy mal fisonomista. La señora no presentaba ningún rasgo característico, así que, seguramente pintaría más en su casa que en este relato, pero el hombre era de una apariencia, francamente, diminuta: delgadito, fino y de y con un hocico puntiagudo muy propio de su oficio, la verdad.
Durante los tres días nos preguntamos varias veces quién sería aquel hombre, de qué pueblo sería y en casa de quién estaría, pero nadie contestaba nada, hasta que alguien volvió a preguntar de nuevo su procedencia y PON, ya no puedo aguantar más y contestó:
-“Lo han traído pa sacar las liebres de las cantarillas”.
Para sacar las liebres (Heli)
Así que si me permitís un momento, os contaré lo que pasó hace unos tres o cuatro años en la fiesta del pueblo, aunque creo que ya lo he contado otras veces, pero como no lo he visto en el libro de JMG, ahora es la oportunidad de que lo añada, si quiere.
Durante el baile de los tres días de la fiesta, reparamos que había un matrimonio que ninguno, conocíamos y que tampoco se arrimaba a nadie del pueblo con quien pudiéramos relacionarle para preguntar quienes eran.
Rondaban los sesenta y pico años, si no los setenta, que soy muy mal fisonomista. La señora no presentaba ningún rasgo característico, así que, seguramente pintaría más en su casa que en este relato, pero el hombre era de una apariencia, francamente, diminuta: delgadito, fino y de y con un hocico puntiagudo muy propio de su oficio, la verdad.
Durante los tres días nos preguntamos varias veces quién sería aquel hombre, de qué pueblo sería y en casa de quién estaría, pero nadie contestaba nada, hasta que alguien volvió a preguntar de nuevo su procedencia y PON, ya no puedo aguantar más y contestó:
-“Lo han traído pa sacar las liebres de las cantarillas”.