Tachuela 61
La autoría del pedo (Heli)
La anécdota de Piorno en la biblioteca, no será fácil de contar, porque no me acuerdo muy bien y porque pierde mucho si lo cuenta otro que no sea él. Para el que no lo conozca, Piorno es profesor de Lengua y Literatura, pero, más que eso, es un gran bebedor de vino y un gran conversador, propenso, como pocos, a que le pasen cosas dignas de contarse y revolcarse de risa. Se la habré oído contar, lo menos sesenta veces, y todavía no consigo quedarme bien con la historia, porque la gracia, como digo, está en oírsela contar a él y lo nuevo que le añade, cada vez que lo hace.
De manera que, cuando estudiaba la carrera, estaba una tarde en la biblioteca, nada menos que en la de Salamanca, preparando unos temas. Como gran fumador que era, ahora ha cambiado ese vicio por el de discutir de fútbol, le vino la gana de echar un cigarro y salió al hall de la entrada, donde entonces, estaba permitido fumar.
Cuando acabó el cigarro y volvió a entrar, notó que algunos de los que estaban en la biblioteca le miraban y hacían comentarios entre ellos. Claramente aludían a Piorno, pero él pensaba que sería por el ruido de la silla o de la puerta al entrar y salir, por el vicio del cigarro.
En esto que, después de calmarse los bisbiseos, un desconocido le toca en la espalda y le dice, en voz baja:
- "Oye tú, me parece muy bien que te hayas llevado todo el mérito, pero ese pedo, era mío."
Y es que eso es mu fuerte. Que sin comerlo, ni beberlo, ni olerlo en este caso, te digan una cosa así, en la biblioteca de la Universidad de Salamanca, es pa ponerse a mear y no echar gota. Se conoce que, cuando Piorno salía a fumar el cigarro, a alguien se le aflojó el culo y se le marchó una especie de huevo podrido, pero como iba con sordina, no se pudo localizar al pollo que lo soltó, y todo el mundo se lo atribuyó al que huía, al pobre Piorno, cuando en realidad el padre del cuesco fue El Peseto, como, más tarde, se aclaró y ahora se escritura.
La autoría del pedo (Heli)
La anécdota de Piorno en la biblioteca, no será fácil de contar, porque no me acuerdo muy bien y porque pierde mucho si lo cuenta otro que no sea él. Para el que no lo conozca, Piorno es profesor de Lengua y Literatura, pero, más que eso, es un gran bebedor de vino y un gran conversador, propenso, como pocos, a que le pasen cosas dignas de contarse y revolcarse de risa. Se la habré oído contar, lo menos sesenta veces, y todavía no consigo quedarme bien con la historia, porque la gracia, como digo, está en oírsela contar a él y lo nuevo que le añade, cada vez que lo hace.
De manera que, cuando estudiaba la carrera, estaba una tarde en la biblioteca, nada menos que en la de Salamanca, preparando unos temas. Como gran fumador que era, ahora ha cambiado ese vicio por el de discutir de fútbol, le vino la gana de echar un cigarro y salió al hall de la entrada, donde entonces, estaba permitido fumar.
Cuando acabó el cigarro y volvió a entrar, notó que algunos de los que estaban en la biblioteca le miraban y hacían comentarios entre ellos. Claramente aludían a Piorno, pero él pensaba que sería por el ruido de la silla o de la puerta al entrar y salir, por el vicio del cigarro.
En esto que, después de calmarse los bisbiseos, un desconocido le toca en la espalda y le dice, en voz baja:
- "Oye tú, me parece muy bien que te hayas llevado todo el mérito, pero ese pedo, era mío."
Y es que eso es mu fuerte. Que sin comerlo, ni beberlo, ni olerlo en este caso, te digan una cosa así, en la biblioteca de la Universidad de Salamanca, es pa ponerse a mear y no echar gota. Se conoce que, cuando Piorno salía a fumar el cigarro, a alguien se le aflojó el culo y se le marchó una especie de huevo podrido, pero como iba con sordina, no se pudo localizar al pollo que lo soltó, y todo el mundo se lo atribuyó al que huía, al pobre Piorno, cuando en realidad el padre del cuesco fue El Peseto, como, más tarde, se aclaró y ahora se escritura.