Otro que iba mucho por Malva era El Robusquiño de Vezdemarbán. Se asomaba a las casas abriendo la puerta y preguntaba:
"- ¿Quieres algo, parroquiana?
- No, hoy nada, chacho.
Y se despedía diciendo:
- Bueno, mañana me querrás."
"- ¿Quieres algo, parroquiana?
- No, hoy nada, chacho.
Y se despedía diciendo:
- Bueno, mañana me querrás."