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MALVA: Tachuela 53...

Tachuela 53

“En medio de tal sarracina,
Belisario está que trina,
Y llega Augurio con gabardina.”

El Sr. Augurio ya citado en este foro, por otros menesteres, siento decirlo, pero tenía fama de tener malas pulgas; apareció en escena con su gabardina recién estrenada, se disponía a coger el coche de línea para ir a Zamora.
Al ver tal desaguisado, dio en jurar en arameo y como dice la copla:
“Entra Augurio airoso al escenario”.
Y agarro el cuchillo dio tal estocada al pobre animal, que salto un chorro de sangre, quedando como dice el poema:

“La gabardina hecha una pena”.

Siento no acordarme de más versos, no se, sí Heli se acordará de más.

Salud

UNA FABULA

(Esta fábula la leí en algún sitio, no me acuerdo en donde, pero me gustó y la copié).

También recuerdo una fábula en la que una serpiente perseguía sin tregua a una luciérnaga. Día y noche la acosaba, pero la luciérnaga se camuflaba donde podía hasta que llegó un momento en que la agilidad de la serpiente pudo más y la pobre luciérnaga hubo de enfrentarse a su final, pero antes le preguntó a la serpiente:
- ¿Puedo hacerte tres preguntas?
-Claro-dijo la serpiente-.
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
-No- contestó la serpiente-.
- ¿Te hice algún daño?
-No, volvió a responder.
-Entonces; ¿por qué quieres acabar conmigo?
-Por que no soporto verte brillar- dijo la serpiente-.
A lo largo de nuestra vida, muchas veces nos tratan de humillar o devorar si ver que destacamos en algo y nos preguntamos: ¿Por qué me ocurre esto si no he hecho nada malo?
Es sencillamente, porque muchas personas no soportan ver brillar a otras.
El envidioso tiene la penitencia en el mismo pecado.

EL AGUA Y LAS FUENTES

(Esto lo escribí hace ya unos años para un proyecto de Asun, de escribir un libro sobre Malva, pero como pasa el tiempo y no sale adelante dicho proyecto, lo adjunto aquí).

- ¡Baja, baja!, deprisa, que viene Evencio.
Y lo que nos costaba subir a la fuente para beber agua cuando éramos pequeños, trepábamos por un lateral hasta que alcanzábamos con una mano el grifo, poníamos un pié en el pedestal y ya estábamos arriba, para beber uno solo era difícil, eran unos grifos que tenían en el frontal una especie de bola, a la que había que apretar con fuerza, si apretabas con las dos manos salía agua pero no te daba tiempo a beberla y con una sola mano no teníamos fuerza. Estando dos no había problema uno apretaba y el otro bebía. Las mujeres tenían una tablilla con un aro de alambre de forma que hacían palanca y salía el agua con menos esfuerzo. No tengo ningún recuerdo de que estuviese sosa ó salada, estaba buena sin más; sobre todo cuando veníamos de jugar al balón de las eras, que teníamos que pedir la vez. Eso sí, lo que no estaba bien visto era chupar el grifo.