Crónicas de una letra minúscula
Y 62. Una de chisqueros y tabacos
2ª Parte
Nuestros abuelos en vez de cerillas usaban el chisquero de mecha, del que decíamos que le daba “pol culo al aire”. Siempre me gustó el olor que dejaba al encenderlo, algo parecido al incienso de las misas. El mecanismo era muy simple, un cilindro metálico, por donde se metía la mecha, otro más pequeño para la piedra, con un tornillo y un muelle que la apretaba contra una rueda dentada. Con la palma de la mano abierta, de un golpe de arriba abajo, se hacía girar la rueda saltando la chispa, sobre la mecha, que con el dedo gordo se la aproximaba a la rueda. Para apagarla, se desplazaba, la parte de la mecha encendida hacia el interior del cilindro, se tapaba con el dedo y la falta de oxigeno hacía el resto. Y el chisquero al bolsillo del chaleco. De nuevas las mechas necesitaban ser prendidas con una cerilla, o simplemente con un cigarro, pues si no mantenían unos restos de carbonilla apagada, las chispas por si solas no la prendían.
Luego llegó el mechero de gasolina, con mecha y deposito de gasolina, con algodones, desde donde se empapaba la mecha, y la misma chispa hacía su función. Estos ya hacían llama.
Los abuelos fumaban cuarterón, lo había grande y pequeño, que parafernalia tenía el liar los cigarrilos, cuando ya estaba a medio enrollar, como deslizaban el papel por la lengua y en un último giro con los dedos índice y pulgar, terminado quedaba el cigarro.
Recuerdo como los liaba mi abuelo Asterio. Dignos de mención eran los que liaba Andres “El Pato”, por lo finos que los hacía, llevaban el papel y poco más de tabaco, parecidos a los de Gaude, menudas trompetas preparaba, sobre todo de unos, que aunque en la caja ponía “IDEALES”, todo el mundo los llamaba Caldos, era un paquete azul y negro, de 18 cigarros, que venían enrollados pero la hoja de papel sin pegar, muy gordos y abultados en centro, la gente lo normal los partía por la mitad y con un par papeles de librito o librillo hacían dos de uno, Gaude hacía uno de uno, si es que no le echaba un poco más de tabaco de otro. A Diego el padre de Mjl, también lo recuerdo liando los cigarrillos.
Recuerdo vagamente a Goyo “Penitas”, con perdón, encendiéndolos con la yesca y el pedernal, usaba las lajas de los trillos como pedernal, y de yesca utilizaba una mecha de chisquero.
El tabaco de cuarterón lo pasaban del paquete a las petacas de cuero ennegrecidas por el tiempo.
Y 62. Una de chisqueros y tabacos
2ª Parte
Nuestros abuelos en vez de cerillas usaban el chisquero de mecha, del que decíamos que le daba “pol culo al aire”. Siempre me gustó el olor que dejaba al encenderlo, algo parecido al incienso de las misas. El mecanismo era muy simple, un cilindro metálico, por donde se metía la mecha, otro más pequeño para la piedra, con un tornillo y un muelle que la apretaba contra una rueda dentada. Con la palma de la mano abierta, de un golpe de arriba abajo, se hacía girar la rueda saltando la chispa, sobre la mecha, que con el dedo gordo se la aproximaba a la rueda. Para apagarla, se desplazaba, la parte de la mecha encendida hacia el interior del cilindro, se tapaba con el dedo y la falta de oxigeno hacía el resto. Y el chisquero al bolsillo del chaleco. De nuevas las mechas necesitaban ser prendidas con una cerilla, o simplemente con un cigarro, pues si no mantenían unos restos de carbonilla apagada, las chispas por si solas no la prendían.
Luego llegó el mechero de gasolina, con mecha y deposito de gasolina, con algodones, desde donde se empapaba la mecha, y la misma chispa hacía su función. Estos ya hacían llama.
Los abuelos fumaban cuarterón, lo había grande y pequeño, que parafernalia tenía el liar los cigarrilos, cuando ya estaba a medio enrollar, como deslizaban el papel por la lengua y en un último giro con los dedos índice y pulgar, terminado quedaba el cigarro.
Recuerdo como los liaba mi abuelo Asterio. Dignos de mención eran los que liaba Andres “El Pato”, por lo finos que los hacía, llevaban el papel y poco más de tabaco, parecidos a los de Gaude, menudas trompetas preparaba, sobre todo de unos, que aunque en la caja ponía “IDEALES”, todo el mundo los llamaba Caldos, era un paquete azul y negro, de 18 cigarros, que venían enrollados pero la hoja de papel sin pegar, muy gordos y abultados en centro, la gente lo normal los partía por la mitad y con un par papeles de librito o librillo hacían dos de uno, Gaude hacía uno de uno, si es que no le echaba un poco más de tabaco de otro. A Diego el padre de Mjl, también lo recuerdo liando los cigarrillos.
Recuerdo vagamente a Goyo “Penitas”, con perdón, encendiéndolos con la yesca y el pedernal, usaba las lajas de los trillos como pedernal, y de yesca utilizaba una mecha de chisquero.
El tabaco de cuarterón lo pasaban del paquete a las petacas de cuero ennegrecidas por el tiempo.