El físico británico William Thomson (futuro Lord Kelvin) prosiguió sus estudios sobre el tema y, sobre esta base, llegó a la conclusión de que la Tierra no tendría más de 50 millones de años, pues la velocidad con que el Sol había emitido su energía debería de haberse contraído partiendo de un tamaño gigantesco, inicialmente tan grande como la órbita que describe la Tierra en torno a él. (Esto significaba, por supuesto, que Venus debía de ser más joven que la Tierra, y Mercurio, aún más). Lord Kelvin ... (ver texto completo)
