La radiactividad aportaba la prueba más concluyente de la edad de la Tierra, que permitía a los geólogos y geoquímicos calcular directamente la edad de las
rocas a partir de la cantidad de uranio y plomo que contenían. Gracias al “cronómetro” de la radiactividad, hoy sabemos que algunas de las rocas de la Tierra tienen, aproximadamente, 3000 millones de años, y hay muchas razones para creer que la
antigüedad de la Tierra es aún mayor. En la actualidad se acepta para el planeta una edad de 4600 millones
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