“Los verdes” tenían muy adelantado un
disfraz que iba a llamarse “El entierro de Sabrina”, aquella que enseñó, sin querer, un pezón en el especial de Nochevieja. Consistía en un ataúd con un par de alambreras de brasero recubiertas de escayola que no cabían dentro, haciendo honor a aquellos pechos tan grandes y famosos. Con los cacharros viejos nos propusimos ponerle
música a tan luctuoso como lujurioso evento. Después de varios ensayos incluso de las plañideras, la comitiva entró desfilando en la
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