Dio
Cristo en la
Cruz de ojos,
arrojado de las gentes,
que primero que la abrace
quieren también que la bese.
¡Que cama os está esperando,
mi Jesús, bien de mis bienes,
para que el cuerpo cansado
siquiera a morir se acueste!
¡Oh que almohadas de rosas
las espinas os prometen!
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