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MALVA (Zamora)

Palomares con nieve
Foto enviada por LUZ

¡Que bueno, Miguel! Claro, de tal palo, tal astilla o lo que es lo mismo, de casta le viene al galgo. Bigotes también debía ser un buen punto, pero yo solo lo recuerdo con su gran mostacho detrás de la barra.
Por cierto, el bar original Bigotes era lo que hoy es la casa de la Sra Primi, ¿no?
Es que menudos dos se juntaron, Bigotes era mucho Bigotes, y eugenio para la juerga era mucho Eugenio.
MJL, el bar original de Bigotes, estaba en la casa de Florian, detras de la Pacheca, al principio, la barra estaba de frente, segun se entraba, despues hizo obra, y la puso a la izquierda haciendo un poco de angulo.
¡Menuda volación! Esta Josefina
Es que Josefina es mundial.
Una vez en Moraleja, mi padre que conocia al alcalde, le dijo que mandara echar el pregón diciendo que a las nueve de la noche se iba a dar un concierto de guitarra en el bar de la plaza. A las ocho y media ya estaba el bar llenico de gente y Bigotes se habia colocado en un templete, sentado en una silla con el sombrero puesto y guitarra en mano. A las nueve en punto dió con el dedo pulgar el primer rasponazo en las cuerdas de la guitarra: riiiiiiiiiiiiiiin
Hay que tener muchos bigotes para hacer algo así. Por menos podía uno salir trasquilao del lance.
Buenos días a tod@s. Hoy es sábado y hay que aprovecharlo.
Buenos días. Acabo de leer tanto a Heli como la historia de Miguel, ya tengo risotadas para todo el día.
Al rato otro: riiiiiiiiiiiiiin. Un poco más tarde, otro: riiiiiiiiiiiiiin. La gente ya mosqueada preguntaba cuando empezaba el concierto y mi padre les decia:
Tranquilos que el maestro está afinando la guitarra.
Y Bigotes erre que erre: riiiiiiiiiiiiiiiiiin. Al final llegó el alcalde y le dijo a mi padre:
Eugenio, coge a ese, montalo en la furgoneta y marchar de aquí antes de que os den unas hostias.
¡Que bueno, Miguel! Claro, de tal palo, tal astilla o lo que es lo mismo, de casta le viene al galgo. Bigotes también debía ser un buen punto, pero yo solo lo recuerdo con su gran mostacho detrás de la barra.
Por cierto, el bar original Bigotes era lo que hoy es la casa de la Sra Primi, ¿no?
Al rato otro: riiiiiiiiiiiiiin. Un poco más tarde, otro: riiiiiiiiiiiiiin. La gente ya mosqueada preguntaba cuando empezaba el concierto y mi padre les decia:
Tranquilos que el maestro está afinando la guitarra.
Y Bigotes erre que erre: riiiiiiiiiiiiiiiiiin. Al final llegó el alcalde y le dijo a mi padre:
Eugenio, coge a ese, montalo en la furgoneta y marchar de aquí antes de que os den unas hostias.
Una vez en Moraleja, mi padre que conocia al alcalde, le dijo que mandara echar el pregón diciendo que a las nueve de la noche se iba a dar un concierto de guitarra en el bar de la plaza. A las ocho y media ya estaba el bar llenico de gente y Bigotes se habia colocado en un templete, sentado en una silla con el sombrero puesto y guitarra en mano. A las nueve en punto dió con el dedo pulgar el primer rasponazo en las cuerdas de la guitarra: riiiiiiiiiiiiiiin
Tanto mi padre como Bigotes eran muy fanáticos del cante y al señor Demetrio le encantaba escuchar la guitarra flamenca y ayer me contó su hijo Jesus que esa guitarra la compró para meterle el gusanillo del cante. Jesus no sabia esta historia del encuentro de nuestros padres pero me dijo que él no aprendió a tocarla y su padre la rompió. Años despues la encontró en un arca hecha añicos.
D: Vale pero antes voy a entrar en el Bazar J a comprar una guitarra.
E: Y pa que quieres tú una guitarra si no sabes tocarla.
PACO DE LUCIA.
En recuerdo de la señora Trini os voy a contar un chascarrillo de su marido y de mi padre. Un dia se encontraron en Zamora el señor Demetrio y Eugenio el chocolatero.
Eugenio: Hombre Bigotes ¿que haces?
Demetrio: Velai, ya me marchaba al coche de linea.
E: Mira a ver si quieres venir conmigo a Moraleja.
D: ¿A que?
E: A vender unas libras de chocolate y si quieres despues tomamos unos chatos.
Según el SIGPAC, saltó, lo menos, 9,98 m.
¡Menuda volación! Esta Josefina
Según el SIGPAC, saltó, lo menos, 9,98 m.
Yo sabía que, de las cartas, no había sacado la idea, por muy clara que la viera. Pero, eso sí, podía haber llegado. ¿O no?
Allí estabamos, y reconociendo que eramos un poco cabrones, la animabamos diciendole ¡a que no llegas! Y claro, no llegó.
Nosotros pusimos pies en polvorosa y quedó tu padre llamandonos a voces a la vez que se ponía las catiuscas para sacar a Josefina.