Y volviendo con Pon, en otra ocasión, estando todavía en el Verbo Divino, Había un cura, el padre Eduardo, que era argentino, además de un poco raro, no pronunciaba ni la “C” ni la “Z”, todo lo hacía con las “ESES”. Un día entraba tarde Pon a clase y como era el último y además había dejado la
puerta abierta, el padre Eduardo le dijo:
- Pon “has” el favor de “serrar” la puerta.
Y Pon le contestó:
- Padre, si me da Usted un serrucho, se la sierro ahora con gusto.
Y con razón.