Compramos energía a futuro

MALVA (Zamora)

Puesta de sol
Foto enviada por mjl

Subimos el volumen de la música y empezó a venir gente, pensando que seguía la fiesta. ¡Barra libre! Con la caja cerrada, las bebidas colocadas para devolverlas, las latas, la música, ¡pon un medio!, ¡a mi otro!,... Total: 2000 pesetas cada quinto.

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Tirando por la pernera del pantalón del del saxo, le llamamos la atención y quedamos en negociar con ellos en el primer descanso que tuvieran. En la primera toma de contacto, ya casi teníamos firmado un contrato por noventa mil pesetas, para que nos amenizaran los dos días de fiesta, con dos sesiones de baile cada uno. Por otra parte, César andaba negociando, creo que con el batería, al que le sacó el mismo número de bailes, pero por setenta mil pesetas. No podíamos dejar pasar semejante regalo, ... (ver texto completo)
Merendamos los asados habituales y se conoce que el vino de la merienda nos hizo efecto porque, de repente, se nos quedaba pequeño un pueblo como El Perdigón. Había que triunfar como fuera y nada mejor que ir a San Marcial. A unos cuatro kilómetros de allí, tenía que haber ambiente porque nos habían dicho que era fiesta. Pero la fiesta sería de las de guardar (de las de guardarse todos en casa) porque allí no había más que un bar en la plaza y, dentro el dueño, supongo, y un cliente, que si no era ... (ver texto completo)
Vuelvo al tajo, a ver si me da tiempo a tomar un vinico, después. Hasta luego.
Éste es básicamente el mecanismo, si bien habría que decir también que se podía jugar individual o por parejas, variando mucho la técnica y las "habilidades" del juego en función de una modalidad u otra.
La longitud del pate, delimitada por el lugar donde se colocaba la tarusa y por la raya desde donde los jugadores lanzaban los petacos, variaba en función de la configuración del terreno y, naturalmente, de la edad de los jugadores (a mayor edad mayor distancia).
Aquí estamos, montando guardia.
Concretamente dos de ellos brincan con dificultad el 1,60 m. Como serán que los llegaron a llamar, cuando la plaga, los topillos. También los cherry. Eso sí, en alguna tasca que visitamos, se agachan para salir por la puerta, aunque no lleguen ni saltando.
El caso es que los perillanes de ellos, se habían enterao, por una carpa que tiene internet, que ha dao agua a partir del miércoles, y se soltaron el pelo. Es lo que tiene una buena banda ancha, que las noticias vuelan...
Este fin de semana que ha pasado me he dado mis paseítos de rigor y tengo que contaros que, con las cuatro gotas que cayeron el sábado (no se mojó el suelo de debajo de los coches), hubo botellón en la charca Molinillo. Estuvieron hasta los peces de la charca San Isidro, que los pobres andan peor de agua, así que no te digo más.
Ya verás cuando se meta la niebla y el frío...
Otro juego basado en el mismo sistema de ¡pies quietos!, era el de “los hoyos”, que se jugaba en la caseta de David. Se jugaba de forma individual y a cada jugador se le adjudicaba un hoyo hecho en el suelo. Alrededor de los hoyos se marcaba un redondel donde entráramos todos los jugadores.
El caso es que ahora me tomaba una cervecita, pero tengo el cocido que me lo toco si meto una miaja el dedo, así que mejor voy a moverme un poco, con eso hago sitio pa cenar. Hasta luego.
Solo recordar que se siguen echando de menos a todos los que ya no escriben. Espero que sea porque no les da la gana y no por algo peor. Hasta mañana.
Yo estoy aquí. Me he dado una cabezadica mu rica porque estaba cansuta. Ahora no se puede uno exceder mucho porque enseguida se hace de noche y no es plan despertarse ya oscurecido.