Recuerdo que bajando hacia el badén, desde
casa de Pon, donde supongo que habíamos estado buscando alguna cazuela esborcellada, al pasar por la
puerta de Goyito, a Miguel le salió del alma. Con la melodía del “Happy birthay” de los cumpleaños, y sin apenas gallos, nos entonó:
-“Amparito, Amparito, Amparito feliiiiz!
Como siempre tuvo una oreja frente a la otra en lo referente a la
música, nos chocó lo bien que le quedó la dedicatoria.