Porque os hagáis una idea de lo serio que se pone, y antes de seguir con la de Guarrate, os contaré brevemente, que una tarde, en Villalpando, dando vueltas alrededor de unos
coches de choque, completamente vacíos, nos dimos la vuelta y vimos a Alfredo, sentado en uno de ellos, dando golpes, con evidente cabreo, en la ranura por dónde se meten las fichas, después de comprarlas. Por supuesto, Alfredo no había
comprado ninguna, pero aporreaba el
coche con tal convencimiento y seriedad en el gesto,
... (ver texto completo)