Por menos de nada, entre en ca’l Sordo y la
bodega de “El ojo la borrega” te encontrabas con un fregao de narices. Desde el incendio del
bar “El
Arco del
Reloj”, que se quemó a pesar de que ya le habían meado (dos anónimos de
Malva) en la cocina y de que Fede, el Rácano, pedía a los bomberos ¡más presión!, desde lo alto de la
Torre del Reloj, pasando por la bodeguilla donde una vez oímos, Félix la Burra y yo, a un toresano que insultaba a otro, de mala manera: ¡Quematudas!, le decía. Hasta los vinos
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