Se pillan, incluso más a deseo, porque como tienen
costumbres distintas a las nuestras, o nosotros a las suyas, como no beben las mismas cosas que nosotros y, encima, las sirven de otra manera, resulta difícil tomarse algo a gusto. A lo que hay que añadir, ¿cómo no?, las dificultades del idioma. Creo que para pedir poca ginebra y mucho hielo en el cubata, se decía algo así como “ligo gin, poli pago”, pero en griego y todo.