A Alfredo y a Pon, con un viciarraco por las cartas que, como sabéis, todavía les dura, acompañados, muchas veces por Javi la Parra, les solían quedar ganas y dinero, para seguir jugándoselo en Toro, antes de emprenderla a vinos y raciones de callos donde El Ojo la Borrega o pimientos picantes en el Micasa o morro en el Mesón Zamora. Siempre fueron caros los pinchos en Toro, así que no era de extrañar que, para no pasar hambre, trataran de ganar algún dinerillo más.
