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MALVA (Zamora)

Puesta de sol

A Alfredo y a Pon, con un viciarraco por las cartas que, como sabéis, todavía les dura, acompañados, muchas veces por Javi la Parra, les solían quedar ganas y dinero, para seguir jugándoselo en Toro, antes de emprenderla a vinos y raciones de callos donde El Ojo la Borrega o pimientos picantes en el Micasa o morro en el Mesón Zamora. Siempre fueron caros los pinchos en Toro, así que no era de extrañar que, para no pasar hambre, trataran de ganar algún dinerillo más.
Heli, a ver que tenemos hoy de tus crónicas de un pueblo.
Buenos días, perdonadme las disculpas pero me tocaba el analís semestral. Han dado 17º en Cáceres y 13º en Zamora. No hacía falta que lo dijeran, ¡menuda noche fresquita que hemos pasado!.
¡Como los pollos de mi tío Ángel!. Anda, anda a ver qué puedes salvar. Yo también voy a cerrar, hasta luego.
Hola chacha. ¡Qué rico hace a la sombrica y con el aire acondicionado, con la que está cayendo fuera!
Pues es verdad, yo he estado en la calle y he venido abatida de mala manera, o sea con una galvana de mil demonios. Con lo bien que se está en casa tan fresquita.
Hola chacha. ¡Qué rico hace a la sombrica y con el aire acondicionado, con la que está cayendo fuera!
Como Pon estaba solo, porque su mujer aquel año no había ido a Zamora, le debió de dar un volupto de melancolía y más en aquella época en que casi nadie tenía móvil. La echaba tanto de menos que cuando entramos en un bar con teléfono público, no pudo resistir la llamada del amor, y metió las monedas necesarias para expresar el que sentía, y alguna más para el que esperaba recibir.
Como homenaje a una serie de Tv muy entrañable que había hace muchos años, las mías se titularán:
"CRÓNICAS DE UN PUEBLO"
Lamento el error, Asn. Procuro abogar por la utilización más correcta de los términos, pero no es difícil equivocarse de prenda si tienes que rebuscarla dentro de aquella cabezorra tan grande. Tampoco me fijé mucho si era burro o burra, la verdad. Debí referirme a él como un brillante decorador de interiores y así coincidíamos todos.
Heli, eso tambien me pasa a mi que le vamos a hacer. No es lo malo acordarse sino ordenar las cosas que tenemos en el ordenador de abordo que todos llevamos. A mi me parece que todos os acordáis de muchas cosas y de todo, sois unos ases de la memoria. Era solo por aclarar el concepto, para el caso, da igual que fuera o no abogado.
Pero muy bueno vuestro anectotario malvarisco, me rio un montón.
Lamento el error, Asn. Procuro abogar por la utilización más correcta de los términos, pero no es difícil equivocarse de prenda si tienes que rebuscarla dentro de aquella cabezorra tan grande. Tampoco me fijé mucho si era burro o burra, la verdad. Debí referirme a él como un brillante decorador de interiores y así coincidíamos todos.
Don Juan no se podía creer que mi tío no fuera cómodo en el automóvil, hasta que, mirando por el espejo retrovisor, lo vio con los pies en el asiento, el culo en el respaldo y los riñones y el espinazo empotrados en el techo.
- Pero ¡bájate de ahí, hombre, bájate de ahí! Le recomendó el abogado, sin pasarle minuta ninguna, según se comentó posteriormente.
Pero la que más gracia me hacía, oírsela contar a mi padre, era cuando Don Juan Misol (el cabezorra de la ermita, para más señas) llevó al pueblo uncoche que tenía para enseñárselo a los amigos del pueblo. Como debía ser el primer coche que pisaba Malva, la gente no sabía si era para montar dentro o para llevarlo de ramal, así que no es de extrañar el caso que ocurrió.
De una época más antigua, de la que yo casi ni me acuerdo, era, un personaje muy peculiar y querido, al menos para mí: mi tío Ángel el Chicha. Tenía una forma de hablar que llamaba mucho la atención. Cuando quería intervenir en alguna conversación, empezaba diciendo: “Desde aquí te digo, chacho, que... “ o cuando alguien no se había encomendado a santo ninguno, él decía que no “anduvo con músicas celestiales”.
Madrica que bruticos son estos chiguitos...!
MORALEJA:
Lo de esperar dos horas a que te haga la digestión, es sólo para bañarse, ¿verdad?.
Yo como la cuenta naranja, me he reido un montón y ya lo sabíííííííiá.