Compramos energía a futuro

MALVA (Zamora)

Puesta de sol

Heli, ayer me reí todo lo que quise con las anecdotas de la banda del tejado. Yo no las conocía. Vaya elementos que estabais hechos, menudos alipendes.
Buenos días. Heli, escuchamos la misma emisora pero yo no me creo que haga 18º aquí, en las extremaduras, yo estoy asadica (y eso que estamos con el aire)
Buenos días: hoy ha habido un empate a 18º.
Me suena y mucho todo lo relatado. Pero también cayó la fuente de la plazuela, las tristes bombillas del alumbrado público de Gallegos y Villalube, la instalación electrica de una peña en Gallegos ¿en una fiesta de quintos, pudo ser? y habrá alguna más que saldrá a reñucir cualquier rato.
Vaya dos contando relatos, sois buenisimos, me he reido mucho, yo algunas anecdotas ya las sabia, pero me encanta oirlas de nuevo, mira que teneis relatos, Heli no es afan de protagonismo, es que lo relatas mu superior majo, y las que os faltan de contar, Benja me alegro mucho que estes aqui con nosotros, me rei mucho con lo del burro. ah buenas tardes
¿Ves? Tengo que dejarte porque hay uno que quiere los agujeros con doble pletina, sujeta a la trócola por medio de unos flejes. Si es que no le dejan a uno. Hasta luego.
Chisst, calla, calla, que lo de Gallegos ya está contao, más atrás y habíamos dado nombres falsos.
Si quieres te mandamos recopilación de anécdotas que ya hemos publicado, por si te interesaran.
Ya os dije que era la edición dominical de las Crónicas de un pueblo, así que no hace falta leerlas. Con echarles un vistazo por cima tenéis bastante. A Benja seguro que una parte le suena, ahora que caigo.
Me suena y mucho todo lo relatado. Pero también cayó la fuente de la plazuela, las tristes bombillas del alumbrado público de Gallegos y Villalube, la instalación electrica de una peña en Gallegos ¿en una fiesta de quintos, pudo ser? y habrá alguna más que saldrá a reñucir cualquier rato.
Ya os dije que era la edición dominical de las Crónicas de un pueblo, así que no hace falta leerlas. Con echarles un vistazo por cima tenéis bastante. A Benja seguro que una parte le suena, ahora que caigo.
Debían de andar buscando alguna peña abierta, cuando se vieron, como si fuera un claro en medio de la selva, rodeados por un montón de tiestos que, la encargada de los coros y otros menesteres de la iglesia, tenía bien domesticados en su portal. Por las señas del aborigen, la dueña era una solterona, por lo visto muy importanciosa y gruñona, motivo más que suficiente para liarse a machetazos con los tiestos que más entorpecían su camino.
En el Juzgado de Villalpando, ni Perry Mason, sudando, ni ... (ver texto completo)
Ni sé a qué vuelta se echan los perros, ni a qué empujón cedió la barandilla, pero, tan cierto como que los perros se echan, es que la barandilla cayó, por cima de nuestras cabezas y delante de nuestros pies, armando tal estruendo que nos fue inútil huir sin que, Manolito el del tío Andresón, el tío de Msol, nos conociera a todos en cuanto se asentó la polvorera, sin necesidad de ruedas de reconocimiento, ni de que el CSI analizara el ADN de los restos del apretón, ni del papel que firmamos y rubricamos.
Con las tejas hechas pisparillos, el tejado de la casa que cruzamos se iba como un cesto, así que, el aguacero que cayó al día siguiente, empapó el yeso de las paredes que acababan de lucir unos albañiles de Pozoantiguo. El peritaje que hicieron los albañiles, en una hoja de libreta de alambre, figurará, Dios mediante, en los manuales de derecho que habrán de estudiar las futuras generaciones: “Por aver dejau el tejau machacau, dos ombres, multa de …. pts.” si mal no recuerdo. No faltó tampoco la ... (ver texto completo)
Dicho y hecho. Nos llegamos al armario donde nos esperaban las latas de conservas, que estaban bien empaquetadas, dentro de una caja grande, del tamaño justo para llevarla al cuadril. La llevaba mi cómplice, debajo del brazo, haciendo el camino inverso al que nos llevó dentro de la casa cuando, en mitad del tejado, escuchamos:
- ¡Chacho, fulanito, saca la escopeta que nos están robando!.
Mi socio, al oír las voces, no se atrevió a bajar por el poste de la esquina, por el que habíamos subido y se ... (ver texto completo)
De vuelta al pueblo, pasamos por delante de la puerta de una casa en la que sabíamos que había bebidas y latas de conservas. Las traían los dueños en sus, cada vez más frecuentes viajes a Malva, a pasar unos días. Habíamos descubierto aquel sitio cuando alguien, en algún guateque de los que celebrábamos en la casa de la carretera, donde yo nací, saltó por la tapia que separaba los corrales y anduvo rebuscando por los armarios que había. Se daba la circunstancia de que la llave de esa casa, la custodiaba, ... (ver texto completo)
Pues, como decía, uno de aquellos veranos, en los primeros años del bar La Pacheca, al ser el único bar que había abierto, Gúmer q. e. p. d., nos mandaba a la calle a partir de las doce de la noche y, si queríamos trasnochar un poco, teníamos que idear algo en qué pasar el rato. Se nos ocurrió preparar una batida de pardales para cenarlos al día siguiente. Era fácil cogerlos: en los pozos de las huertas, se ponía una red que tapara el brocal, se tiraban unos cantos o se daban unas palmadas y cuando ... (ver texto completo)
Ahora no se te ocurra reñirle a un niño que ha amenazado con una navaja al profesor de EPV, ni quitar la primera paja del nido con el que una parejita de hermosas cigüeñas pretende arroñar el tejado de tu casa (que compraste bien barata ¡maldita la miaja!), ni matar la decimoquinta camada que ha venido a parir, en el corral de tu madre, la gata de no sé quién, ni reciclar hasta el escarbadientes con el que acabas de sacarte los paluegos, porque te echa mano Garzón y ¡te acuerdas!.