Debía ser noviembre o quizás primeros días de diciembre. Por un camino angosto va el pimientero con su carro, la mula enganchada a las varas más de la mitad de la mercancía vendida. De aquí en adelante para la mula será más suave el camino. Pues los sacos llenos del preciado polvo del pimiento son ya escasos, por kilos y picas fueron quedando en las cocinas de los pueblos. Esperando el momento para componer la comida y el día de la matanza ser parte fundamental para hacer los chorizos y el adobo. La noche es oscura y el camino angosto entre pinos y carrasqueras. Quizás no debió salir del último pueblo por que venía la noche, cuando llegue al siguiente descansara la mula y el pimientero. Arreando va a la mula, esta camina a paso ligero. El carro va casi vacío, repleta la cartera del pimientero. Sombras que se ocultan entre las sombras de los pinos y los carrascos. Van siguiendo al carro del pimientero. Aunque va a paso ligero la mula, siente que entre las sombras le van siguiendo.....