Rosas para una madre, EL PIÑERO

UNA MADRE CUALQUIERA: Silva

Ha visto amanecer, morir la luna;
detrás de la ventana
una canción de cuna
que canta a la esperanza del mañana.
La escarcha cubre el campo y la arboleda
mas, no hay frío en su alma.
Esa nana se queda
en recuerdos que esconde el corazón,
que hacen perder la calma
y anulan la razón.
Fue madre y la cantó hace muchos años
en otra habitación.
Y hoy tras el cristal
entre fríos pasillos de hospital
de pena el alma rota
inmune a la derrota
no piensa desertar.
La niebla acaba de ocultar el sol:
Esperanza con miedo y desconfianza
funden en un crisol.

Noemí. DEDICADO A UNA MADRE PALENTINA CUYO HIJO SUFRIÓ UN GRAVÍSIMO ACCIDENTE LABORAL EN RUMANÍA.

Dices MADRE y la invade la ternura,
dices MADRE y se alegra su mirada,
te escucha con fervor, ilusionada,
te enseña con saber y con cordura.

Dices MADRE y se esfuma tu amargura,
dices MADRE y con alma sosegada
te ofrece todo y no te pide nada:
¡Tu madre es paradigma de bravura!.

Es LA MADRE que llena de alegría
los rigores del frío del invierno;
ESA MADRE te cuida día a día.

Con sonrisa y cariño sempiterno,
con dulzura, con paz, con armonía
te entrega de su vida lo más tierno.

Noemí.

Pinto 4 de mayo de 2014
Estos dos poemas son capaces de HACER pensar de nuestra labor en esta vida. Con un GRACIAS basta.