Rododendro (bonsái), EL PIÑERO

SILVA

Abrumas majestuosa;
infinitas las horas dedicadas
a esta labor hermosa.
Hecha bonsái la paciencia oriental,
mucho tiempo de espera,
para ver renacer la primavera
de forma artificial.
Imposible mirarte
y menos contemplarte,
sin sentir la emoción en perfección
de tal naturaleza.
¡Causas tanta impresión!,
que inspiras sensaciones de tristeza
al verte prisionero
en tu bello rincón.
Seguro que en el norte
gigante rododendro tú serías
y amanecer verías
no a través del cristal;
prodigio de ese sol no cenital.
La diosa FRIGGA y su querido ODÍN
coloso a tí te adoran
y celosos te añoran
para alegrar la luz
en su bello palacio,
en su feliz jardín.

Noemí.