Noches de dolor y recogimiento. En
Málaga, espectacular el
Cristo de los Legionarios. La
Virgen de la Macarena, en
Sevilla, entre cirios y grandeza.
Zamora, la bien cercada, recibe el día de Viernes
Santo con el
baile del Cinco de Copas, cuando la gente todavía siente en su mente el cántico del Miserere. En un
pueblo perdido, quizás este, el nuestro, es larga y silenciosa la
noche. En un
altar, la Virgen del Rosario, con su
manto negro. En otro, es la Virgen de los Dolores que llora, teniendo en
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