El día 4 de Agosto se celebraba Santo Domingo de Guzmán, solo se hacía un día de fiesta, había encierro, corrida de vacas y baile en la tarde y en la noche.
El encierro se hacía desde el monte del pueblo. Se traían unos días antes las vacas que se iban a torear, se echaban para el monte y el mismo día de la fiesta por la mañana iban los caballistas a buscarlas, las bajaban por el prado de la Vega, y cuando iban llegando al pueblo se le daba un espanto (a cargo de los mozos) las vacas se disgregaban unas para el monte y otras paraaa las dehesas limítrofes; los caballistas a recogerlas otra vez, y entonces los mozos les ayudaban a encerrarlas. La plaza se hacía de carros; todos los que lo tenían loo llevaban para hacerla. POr la tarde se celebraba la corrida con las vacas que se habían podido encerrar, que algunos años no eran todas las contratadas, pues siempre quedaba alguna que no se había podido encerrar.
Las vacas las toreaban algún torerillo de los que andaban por los pueblos, que cobraban poco, y cuatro maletillas aficionados que siempre se enteraban donde había capeas pueblerinas para matar el gusanillo.
Por GILDO HERNáNDEZ MATEOS.
El encierro se hacía desde el monte del pueblo. Se traían unos días antes las vacas que se iban a torear, se echaban para el monte y el mismo día de la fiesta por la mañana iban los caballistas a buscarlas, las bajaban por el prado de la Vega, y cuando iban llegando al pueblo se le daba un espanto (a cargo de los mozos) las vacas se disgregaban unas para el monte y otras paraaa las dehesas limítrofes; los caballistas a recogerlas otra vez, y entonces los mozos les ayudaban a encerrarlas. La plaza se hacía de carros; todos los que lo tenían loo llevaban para hacerla. POr la tarde se celebraba la corrida con las vacas que se habían podido encerrar, que algunos años no eran todas las contratadas, pues siempre quedaba alguna que no se había podido encerrar.
Las vacas las toreaban algún torerillo de los que andaban por los pueblos, que cobraban poco, y cuatro maletillas aficionados que siempre se enteraban donde había capeas pueblerinas para matar el gusanillo.
Por GILDO HERNáNDEZ MATEOS.
