CUELGAMURES: Un 23 de agosto en Bélmez de Moraleda, en la Sierra...

Un 23 de agosto en Bélmez de Moraleda, en la Sierra Mágina, en Jaén, hace mucho calor. Los del lugar deberían estar acostumbrados, pero ese día tal vez algunas cabezas se calientan en exceso. Es el caso de quienes, en ese día de 1971, están en el 5 de la calle Rodríguez Acosta, en una casa que, como es típico en esa calurosa zona de España, es fresca gracias a sus gruesas paredes. Un niño de 11 meses gatea en la cocina y su abuela, María Gómez, se agacha a cogerlo y le llama la atención una imagen, para ella, rara. Llama a su marido, Juan Pereira Sánchez. Llevan 40 años viviendo allí y jamás habían visto esa mancha. Conforme transcurren las horas, los tres se convencen más de que se trata de una cara humana. Es un pueblo pequeño y en seguida aparecen por allí vecinos. Como si de un recién nacido en una maternidad se tratara todos empiezan a buscar parecidos a la cara. Obviamente, no hay padres, tíos o abuelos a los que comparar el aspecto, pero sí empiezan a comentar que se trata de la Santa Faz que hay en la Iglesia de ese nombre en Jaén.
Diego, hijo de Juan y María, se harta, toma un pico, destroza la zona de la pared donde está la imagen y la rellena con nuevo cemento y material. Y se acabó la imagen. Pero 20 días después, inopinadamente, de nuevo aparece en el mismo lugar algo que también se asemeja a una cara. Y el hecho ya se difunde por la provincia, por España y hasta por Europa. A Bélmez empieza a llegar gente, mucha variopinta y peculiar, y la casa de los Pereira se convierte en una atracción turística.
Pero el gran enigma se explica, simplemente, por la humedad: bajo la casa discurren corrientes de agua que proceden de un manantial cercano y como el suelo es de cemento, sin baldosas, puede acumular hasta un 80% de humedad. Ese era todo el fenómeno paranormal que escondía aquella casa. Pero bueno, a los del lugar, Bélmez, les colocó en el mapa y seguro que tantos años de curiosos aportó recursos al pueblo.