Otros sobrevivieron peor: en desvanes, hoyos, sótanos, despensas, pocilgas. Eulogio de Vega, alcalde de
Rueda (
Valladolid), se escondió 40 días en un maizal y finalmente se instaló en su
casa. Juan Jiménez Sánchez, El Cazallero, el último maquis de la
sierra malagueña, acabó ocultándose en el hueco de un poyete en la casa de su novia. "Cuando un hombre está escondido y lo vigilan, siente miedo", reconocía a este periódico en 1977, "los escondidos estábamos pendientes de la debilidad que pudiera tener
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