... Y la pequeña María crecía y adelantaba de día en día. Cuando cumplió seis meses, su madre permitió que intentase andar por si sola. Y la niña avanzó tres pasos por sí sola, y volviendo atras, se echo en brazos de su madre. Y su madre, levantándola en sus brazos, y haciéndole caricias, exclamó: ¡Oh tú, María,
santa madre de las
Vírgenes, raiz de hermoso crecimiento, rama de un noble trono, de ti se levantará la aurora, el astro precursor de la luz, semejante a la luna más que ninguna estrella,
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